La estricta verdad que persigue al Historiador no permite que se incorporen a su obra todos los rasgos típicos que otorgan valor histórico a las novelas históricas. La admiración por Scott llevo a Prescott a enfatizar la incorporación del contenido social dentro de sus obras, y le llevo a si mismo a subrayar (imitar) lo que el crítico Georg Lukacs denomina la verdad del colorido en la novela histórica del escoces. Dicha verdad "es la prueba poética de la realidad histórica: demostrar con medios poéticos la existencia, el ser así de las circunstancias históricas y sus personajes". Es decir, la verdad coloreante revela poéticamente la conexión entre la vital espontaneidad del pueblo y la posible conciencia máxima de los personajes dirigentes, representativos.
Por supuesto, Prescott sabia muy bien que había sido Chateaubriand el creador desde 1802 de la nueva teoría estética romántica, cuya técnica consistía en destacar fundamentalmente los aspectos contrastantes; las luces y sombras; las oposiciones irreductibles de las pasiones, sentimientos y situaciones; las extremas polarizaciones internas y externas, así como la búsqueda de un nuevo ideal estético opuesto al de los clásicos e ilustrados.
Walter Scott, inspirado por El Genio del Cristianismo (1802) y Los Mártires (1807) había desarrollado sistemáticamente en sus novelas las características contrastantes por medio de abundantes detalles, de particularismo regionales, nacionales, de recreaciones brillantes y opulentas de multitud de personajes y figuras del pasado; empero también, influido por el drama histórico goethiano (Gotz von Berlichingen) y por el resto de la corriente romántica alemana (Sturm and Drang) se había liberado de caer en los enconados extremos reaccionarios de los que hacia gala, santo y seña Chateaubriand cuando revivía y exaltaba el pasado a costa del presente; o cuando subrayaba sentimental y malignamente, como lo haría asimismo mas tarde Alfredo de Vigny, los errores revolucionarios de la juventud francesa jacobina frente al idílico (falseado) absolutismo monárquico.
Como el Historiador Bostoniano, con su progresivo moderantismo político (federalista, whig, republicano) nunca se manifestó como un reaccionario, como un antiliberal, no obstante su posición conservadora y aristocratizante, es comprensible que emprendiera, como hemos escrito, la defensa de su gustado novelista.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario